viernes, 12 de diciembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Santísima Trinidad




                  Carta abierta a mi maestro Manuel Alcántara


Maestro: Hace unos días, desde Torrox, Pedro, me envió una foto del atardecer. El mar, el mar de Ulises, tu mar, estaba como es norma de la casa, bellísimo. El cielo se había echado el mantoncillo de nubes sutiles y se reflejaban en el agua a modo de espumas de nácar. Era esa espuma que venía a dar al rebalaje, en “el rincón de Rincón” frente a tu ventana…

Era un mar de crepúsculo dorado. No había barcos en el horizonte. Estarían en algún sitio, en ese sitio donde los barcos esperan que pase el temporal. A veces los barcos le llevan la contraria a los hombres de la mar y se hace lo que ellos mandan. No había, tampoco, gaviotas.



 

Anduve un rato por la vía del tren. Bueno, no fue así. Anduve por el paseo marítimo que han hecho sobre aquella vía estrecha que llevaba el ferrocarril desde Málaga, por Vélez, hasta el Boquete del Zafarraya. No quise, entrar por los túneles. Bordeé el acantilado y veía a mi lado el mar azul. Espléndido. En ese momento pensé en aquellos fenicios que nos trajeron aceite y vino desde la otra punta del mar. Trajeron más cosas. No trajeron, además,  esa manera de jugar con los signos y que llamamos alfabeto.

Esta tarde de cielo gris, alguien que también te quiere mucho, - porque cuando se quiere, tú sabes que no se escribe en pasado - me ha dicho que hay temporal de levante en Torremolinos. Pega con fuerza, con mucha fuerza, tan es así que mañana no habrá espetos, esa “joyería alineada…” 

                 


Como la Santísima Trinidad. Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero. Un solo mar, y distinto. Tres, en Uno. El mismo mar y diferente. Me echo en mano de tus versos. Los interiorizo. Los hago míos…

“Debe haber mar de fondo; todos llegan / y se van a otro sitio. / De esta orilla se parte. / Esto es solo el principio. / ‘Se prohíbe varar embarcaciones…’ No hace falta decirlo”.

Tuyo, siempre, Maestro.

 

jueves, 11 de diciembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Por los Montes Universales

 


                                POR LOS MONTES UNIVERSALES


Diciembre, 11 jueves


Se hallan en el extremo suroccidental de la provincia de Teruel. Limitan con Guadalajara, Cuenca y Valencia. En su incomparable marco reciben, también, otros nombres y se enlazan entre ellos: Sierra de Albarracín, Muela de San Juan, de San Felipe, Sierra del Tremedal o propiamente Montes Universales.

La comarca es agreste, bellos paisajes, soledad. Alternan zonas de bosques con pinares y pastos. En su suelo nacen importantes ríos: Tajo, Guadalaviar, Cuervo, Cabriel y Júcar.



El Tajo nace en Fuente García, en Frías de Albarracín, corazón de los Montes Universales. Es el río la más largo de la Península Ibérica. Da con sus aguas en la mar, el Océano Atlántico por donde el mar de la Paja, en Lisboa.

El nacimiento está custodiado por enormes estatuas. Representan la personificación del río. La escultura mayor simboliza al ‘Padre Tajo’. Son obra de José Gonzalvo. Se instalaron en 1974. La primera vez que anduve por allí, aún no estaban; luego, me encontré con ellas. El respeto no significa claudicar con la aceptación…

 


 

El Guadalaviar, aguas abajo, toma el nombre de Turia. La mano del hombre quiere dejar una huella y enmendar a la naturaleza. El hombre, siempre el hombre…

Los musulmanes lo llamaron ‘río de los pozos’. La enorme riada de 1957 – en Valencia, el río Turia (‘Aguas blancas’) – propició una gran obra hidráulica que lo desvió de casco urbano. Llega al mar tres kilómetros más al sur de su desembocadura natural.



El río Cuervo, no lejos de donde aflora el Tajo, nace cerca de Vega del Codorno y Tragacete, en la Serranía de Cuenca. Su nacimiento es espectacular. Una lección de vida. Quien nace con todo el boato posible y termina casi en la nada. El Tajo, con total humildad, es el río más largo de la Península; el Cuervo, ahíto en su propia belleza termina de afluente, y afluente casi desconocido, solo descubierto por quienes osan a ‘perderse’ por tierras ignotas. 

      


 


El río Cabriel nace en un entorno privilegiado: el Barranco del Agua, en Frías de Albarracín. Dicen que es el río más ‘limpio’ de España. Aguas abajo, en Cofrentes tributa con sus aguas en el Júcar.  En su nacimiento, vegetación de ribera y formaciones rocosas conviven en un paisaje donde se forman pequeñas cascadas y charcas. Dan dinamismo y encanto a un paraje. Hay murmullo de agua y cantos de pájaros. El hombre, mientras tanto, sueña y sueña.

 

 


El Júcar nace en la Serranía de Cuenca. Su nacimiento está confuso. Hay desacuerdo. Dicen que en Ojuelos de Valdeminguete, en la cañada de las Pesqueras, al norte de Tragacete. Algunos geógrafos no le dan un punto concreto. En su opinión confluyen diferentes corrientes, algunas subterráneas; otras, superficiales, al lugar por donde afloran si no van por superficie les llaman: ‘ojos.’ Así está el Ojo del Almagrero o el arroyo de la Nava…



     

Río Júcar por Tragacete

 

Albarracín es la población con más entidad de la zona. He llegado, después de andar por esas sierras donde silba el viento entre los pinos, a horas diferentes del día. Unas, con la luz de la mañana; otras, a media tarde y en una ocasión encendidas las luces de las calles… Al anochecer se torna misterioso y enigmático. Se confunde con las sombras que avanzan y lo invaden todo.

El silencio es el mejor compañero para pasear por sus calles empinadas, estrechas y largas. Resuenan los pasos. El eco reverbera en las paredes cercanas. En un recodo, junto a la Casa de la Julianeta, me detengo bajo un farol de principios de siglo. Por un momento me he acordado de los gatos cimarrones que a esa hora andarán de caza por los tejados y he pensado que será de ellos cuando llegue la extremosidad de las noches de invierno y los carámbanos de hielo pendan de los aleros. ¿Dónde se cobijarán?

Desde la plaza tres direcciones de la ciudad se extienden como tentáculos de un cefalópodo monstruoso. Llegan más allá del espacio y del tiempo hasta las murallas que la defendían cuando era un señorío independiente.

Mañana, cuando amanezca, grupos de expediciones organizadas, con horario preestablecido y menús contratados llegarán a la ciudad desde Zaragoza, Teruel o Cuenca. En una taberna cualquiera, de una calle cualquiera, una muchacha joven, grácil y viva con rasgos morenos porque viene desde más allá del mar por donde se va el sol cada tarde, servirá unos tacos de cecina de vaca y unos vinos a un grupo de turistas cincuentones liberados momentáneamente de la tutela que estará ante escaparates de pueblo y repiten las mil mismas preguntas y comparaciones.

Me las ando por los alrededores de la Catedral (Es diócesis con casi mil años de historia). Calles estrechas. Los muros anchos dan sensación de resistencia. ¿Las bañará alguna vez el sol? Entro en La Taba. No es una taberna medieval. El local, lóbrego, oscuro. Una barra en el fondo. Me siento en una mesa cercana al ventanal. Me atienden. Les digo que prefiero picar para ‘probar más cosas’. Lo dejo a su elección…

- ‘Porque todo lo que tienen es bueno...”. Le digo, como piropo de cortesía.

- No se va a arrepentir. Me responde, con una sonrisa de gratitud.

Me entienden y al rato me sirven: revuelto de setas, una tabla con pequeñas porciones de cecina, chorizo y longaniza de Aragón,  y porciones pequeñas de queso de la zona, bacalao al ajillo y picantes…

- ¿Para beber?, me preguntan.

- Una copa de Cariñena

- ¿Quiere alguno especial?

- Sí, el que beba el tabernero.

Abajo, el Guadalaviar atiborrado de sauces, olmos y fresnos circunda casi totalmente la ciudad. Un puente, dicen que romano, retrotrae a tiempos pretéritos. Albarracín conserva su fisonomía medieval. Casas asomadas al precipicio, rincones únicos. Los tejados se superponen al misterio escondido tras los muros de adobe que la hacen una ciudad irrepetible.

Sigo camino. Como tantas veces. Miro, contemplo y lo interiorizo todo. Las plantas – sabinas, enebros, coscojas y encinas - de gran resistencia al frío, lento crecimiento y larga vida alternan con el pino negral que crece en alturas medias de los valles y ofrecen un paisaje propio.  El hombre de la zona, adusto y riguroso, consecuencia del aislamiento en el que ha desarrollado su existencia ha conseguido un arma en la gastronomía para subsistir contra la dureza del clima: gachas, sopas de ajos, cordero a la pastora, truchas… Tierra de otoños cortos y dulces, preludio de lo que vendrá después.

Es una tierra de naturaleza esplendida. Echo carretera atrás. Voy por pagos de silencios largos, como las noches de sus inviernos rigurosos y muy fríos. Pequeños pueblos deshabitados. No se ven desde la lejanía sino solo cuando ya se está muy cerca de ellos. Albarracín fue la capital de Señorío de su nombre. Tiene catedral y obispo que no reside allí y casas construidas en adobes, como todas las del entorno, con entramados de madera. Tiene un color propio. El sol del atardecer le concede la gracia de hacerlo diferente a todos los demás.

Sus tierras, mayoritariamente, comunales. En otoño vienen masas de forasteros a buscar setas.  Los ayuntamientos emplean los recursos del bosque para dotarse de infraestructuras y equipamientos “mientras sus vecinos – dicen las voces críticas – se marchan del pueblo por la falta de los más elementales recursos”.




Bibliografía.

MORALES GARCÍA, José. España sin ir más lejos. (Inédito) Vol. II. Págs. 308-317. Álora. 2025.

miércoles, 10 de diciembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿VIO FRAY JUAN EL MAR DE MÁLAGA?

 


                            Convento de San José. Carmelitas descalzas, Málaga


10, diciembre, miércoles.

San Juan de la Cruz – fray Juan – vino a Málaga en el siglo XVI para fundar el convento de las Carmelitas Descalzas bajo el patronazgo de San José. Ya había, en Málaga, un convento de hombres, el del Carmen de San Andrés, cerca de la playa que, años después, se conoció como El Bulto. Hoy solo queda, tras muchos avatares, la iglesia.

Fray Juan fue ‘pescado’ para el Carmelo por Madre Teresa en los comienzos de la Reforma. Él quería ingresar como cartujo. En aquella época se llamaba Fray Juan de San Matías. Rebelde, fue perseguido por los hermanos - los ‘Calzados’- de su propia Orden. Encarcelado en Toledo de donde escapó descolgándose por el muro del convento que hacía de prisión.

Pasó por varios conventos, entre otros, Beas de Segura, el Calvario, Baeza, Granada. Desde allí viene Málaga. Se lo pidió el padre Jerónimo Gracián.  Le encargó la fundación en Málaga. Atendía a una petición del obispo Francisco Pacheco de Córdoba. Por el camino, se desconoce el lugar, una monja se accidentó. Los acompañantes ya le atribuyen “el milagro” de salvarla… ¡Cosas!

En su estancia se instala en el convento de Carmelitas de San Andrés (dónde muchos años después pasaron su última noche Torrijos y sus seguidores, antes de ser fusilados en playa al amanecer del día siguiente). Alquilan una casa en la esquina de lo que hoy es calle Santa María con Sánchez Pastor, en la parroquia de los Mártires, en el barrio que, entonces, de llamaba La Goleta.

El 17 de febrero de 1585 celebra, fray Juan, la primera misa. Se toma la fecha como la fundación del convento. Hace dos años que ha muerto Madre Teresa; fray Juan, prior, desarrolla una gran labor en el convento de los Mártires de Granada. Amplia el convento, las tierras de huertas, la dotación de agua… (todo dilapidado en la desamortización) y el número de hermanos y, lo que es más importante, escribe y escribe.

Posteriormente, las monjas de Málaga, construyen uno nuevo muy cerca del primitivo de San José, también expropiado con la desamortización. Vuelven en 1878. Compran una antigua fabrica de harina en calle don Rodrigo, lo queman en 1931 y terminan de destruirlo en la guerra civil. En 1940 reconstruyen el actual. No ha sido un camino fácil…

                         


La Málaga de entonces. Subsiste una duda ¿vio fray Juan el mar de Málaga? Si se alojó en el convento del Carmen de San Andrés, yo intuyo una respuesta….