domingo, 14 de diciembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ... Que di a la caza alcance.

 


                                     San Juan de la Cruz. Atribuido a Zurbarán


Diciembre, 14 domingo.

 

Este hombre había escrito: “Volé tan alto, tan alto / que di a la caza alcance”. No tenía aún cincuenta años, dicen sus biógrafos que los médicos que firmaron su parte de defunción podrían haber escrito que había muerto de amor.

Hoy hace cuatrocientos treinta y cuatro años. Aquel era el albor del día 14 de diciembre de 1591. Un rato antes, entre los que le atendían, corrió la premonición “esta noche diré maitines en el cielo”. Varias veces había preguntado por la hora. Mientras tanto recitaba el Cantar de los cantares y habla del amado que venía por los montes… Casi aún no habían terminado de tocar las campanas del Salvador de Úbeda que llamaban a maitines, porque era en Úbeda cuando fray Juan de la Cruz entraba el camino donde un poco después le cambiarían el ‘fray’ por San Juan de la Cruz.

Pobre de solemnidad. Hijo de judeoconverso y descendiente de moriscos, oriundos de Toledo y afincados en Fontiveros en Ávila donde nació, lucharon contra la pobreza, al morir su padre, la miseria se implantó en su casa. Su hermano Luis muere de hambre. Su madre, su hermano Francisco y él se trasladan a Medina del Campo. Se pega a la iglesia (en este caso a las órdenes religiosas). ¿Por qué será que los pobres siempre buscan el amparo de la iglesia? Formación humana, en Medina ¡y que formación!, trabaja en hospital de enfermos de sífilis; la académica, en Salamanca.

Entra en contacto con Madre Teresa de Jesús. Se ríe de su baja estatura y dice que cuenta con ‘fraile y medio’ para reformar el Carmelo. Los ‘calzados’ de costumbres más relajadas tienen que pasar a ‘descalzos’ donde se implanta la austeridad. Quiso ser cartujo. Cambió el nombre de fray Juan de Santo Matías por fray Juan de la Cruz. Conjuga los conocimientos de Biblia, la poesía castellana popular y la renacentista que viene de Italia, comienza a escribir y a sufrir la persecución y la cárcel por los propios suyos. En la de Toledo, inicia el Cantico espiritual. Se escapa, deambula. Vuelve – no se había indo nunca- al redil de Madre Teresa.

En sus ratos de libertad escribe y escribe. Hoy todos lo reconocen como uno, si no el que más, grande de los poetas místicos españoles. Sus últimos días lo pasa en Úbeda a donde había acudido desde La Peñuela en busca de salud para el cuerpo. En sus escritos regala salud para el alma. Noche oscura, Cántico espiritual, Llama de amor viva, Subida al monte Carmelo…

Supo conjugar lo divino y lo humano. “En una noche oscura, / con ansias en amores / inflamada / ¡oh dichosa ventura/, salí sin ser notada/ estando ya mi alma sosegada”. Lo había escrito muchos años antes. ¿Fue una premonición de su muerte, después de tanto pasar en el camino de la vida? Hoy, se conmemora…

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