jueves, 15 de julio de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Virgen del Carmen


 


Doña Concha, doña Concha Piquer, claro, no puede ser otra, dicen que mecía – porque una cosa es cantar y otra mecer – la copla como no lo había hecho nadie. Algunas, se le han acercado, pero solo eso, de cerca.

Doña Concha, digo, cantata eso de A la Virgen cirio y a la mar maera. Hablaba de La Lirio y del Café de la Bizcocha, en Cádiz. Estamos en otro tiempo. De aquello no queda nada. Del fulgor del verano sí. De las tres celebraciones de la Virgen - Carmen, Asunción y Natividad- la marinera abre puerta en el calendario.

Salve, estrella de los mares… Tampoco este año habrá gente en el rebalaje con los pies en la arena de la orilla y un suspiro en la garganta esperando a la jábega que la trae desde mar adentro a tierra entre cohetes, vítores y cantos…

A mi entrañable Paco Rengel, recordado, porque el tiempo solo pasa, pero no borra, debo una tarde inolvidable en El Palo.  Él la había pregonado unos días antes. Hombres de la mar con su fe a cuestas.  Hombres duros, de cara arrugada y alma curtida que saben de olas y arreboles que anuncian cambio de tiempo, de tempestad y mar brava, y que sacan, a manera de copo, lo que dan las profundidades.

Esta gente de la mar conoce las noches cuando arrecia el levante, y de olas que rompen en proa o en pola y de cuando el poniente siembra el azul de pañolitos blancos. Saben de estrellas lejanas perdidas en la oscuridad impenetrable.

 

Ellos se adelantan a los pronósticos y con solo mirar a la mar saben lo que puede pasar dentro de un rato cuando se haga realidad el cambio de tiempo, y entonces, precisamente entonces, nunca les falta ese asidero que se llama Virgen del Carmen.

 

En la casa de mi abuela había un cuadro que me sobrecogía. La Virgen del Carmen sacaba a las almas del purgatorio ofreciéndoles desde su mano extendida un escapulario; en la otra, un Niño Jesús, contemplaba la escena donde las llamas nunca se apagaban….

En la parroquia de Santa María de la Mesa, en Zahara de Sierra, hay un cuadro con la misma temática. Tiene una variante, entre los penitos que arden en el purgatorio hay un personaje revestido de cardenal… ¡Qué cosas, verdad! Salve, estrella de los mares…

 

 

 

 

 

 

 

 

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