lunes, 12 de julio de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Otra luz

 

 


A veces el pueblo amanece bajo otra luz. Es la luz tamizada de un cielo de algodón sucio. Pierde la viveza de todos los días claros y nos deja sumidos en unos colores que ni son los nuestros ni estamos acostumbrados a convivir con ellos.

Dicen los que saben que esto lo traen de unos vientos que suben desde el desierto con polvo en suspensión y que, además, de restar brillantez, no regalan unas temperaturas tórridas que nos hacen sentirnos mal.

Esta situación no es nueva. Se sucede cada año, casi siempre por el mes de julio y no siempre a fecha fija. Unas veces, en los primeros días; otras, con algo de retraso, pero andan su camino irremisiblemente y no se olvidan nunca de nosotros.

La gente del campo suele decir que los días de más calor del verano son los que transcurren entre Virgen y Virgen, o sea entre la Virgen del Carmen, el 16 de julio y la Asunción de María, el 15 de agosto. Ese es otro calor.

A principios de agosto, decía la gramática parda que se iniciaban las cabañuelas basadas en la observación de la Naturaleza, pero sin ningún fundamento científico. Según los que dicen saber interpretarlas es una manera de predecir cómo será el año meteorológico que vendrán cuando comience el otoño. No dejan de ser cuentos de recacha.

Ahora, los informadores del tiempo se basan en conocimientos empíricos y contrastados y, en ocasiones, nos largan tal cantidad de información que uno, sinceramente, carece de formación para saber interpretarlos. Anoche, sin ir más lejos, decían que tendríamos vientos del noroeste, rolando al sureste que alternarían con vientos del norte y en ocasiones soplarían del sur. A mí solo me quedó una pregunta sin respuesta, ¿cómo le ponemos al niño?

Una cosa si me ha quedado clara: no he apagado el ventilador en toda la noche y, ahora, fuera de la casa un calor plastoso como un castigo que viene del infierno amenaza con deshidratar a todo el que ose presentarle cara. Se han refugiado en la frescura de los sotos y no cantan los pájaros, se ha echado el campo, buscan las sombras los perros y los gatos se han perdido del mapa…. A lo mejor, nos están mostrando el camino y nosotros sin saberlo. Eso sí, el cielo tiene otra luz, ojalá sea por poco tiempo.

 

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