Arranca
desde El Palo y llégate hasta Olías.
El
camino sube, baja o bordea la ladera. Primero tendrás cercano el mar; luego,
distante, y después lo perderás de vista. Cuando llegues verás que han
levantado una ermita a la
Virgen del Carmen casi al borde de la carretera. Tú, si
quieres, puedes coronar por arriba el pueblo y, después, proseguir la marcha.
Si
miras hacia abajo, junto al arroyo, está Totalán, pero lo dejaremos para otro
día.
Rodea
el Santo Pitar. Es tierra de almendros y viñas; acebuches y monte bajo; y
retamas, y aulagas y almoradú y plantas olorosas. Y zumbar de abejas que liban
en el néctar a comienzos de primavera.
Al
pie de Masmullar, donde se bifurcan los caminos te pueden contar que hay tesoros escondidos y
ruinas del tiempo de los moros, que “las buscan la gente con afición a las
piedras y a los trastos viejos, y a esas cosas, ¿sabe usted?”. Allí ubicaron el
posible enclave de Bobastro. Luego, Levi-Provençal dijo que no, y lo puso en las Mesas de Villaverde,
oteando el horizonte de la Sierra de la Huma y de la Pizarra y del Valle del
Guadalhorce.
La
carretera que te lleva hasta Benamargosa llanea la ladera. Por aquí el hombre del neolítico dejó huellas. Si te dicen que en el Cerro de los
Frailes encontraron cerámica de la Edad de Bronce, créetelo.
Triana
producía, dicen, “la mejor uva moscatel
del mundo” y El Trapiche que nació al
amparo del molino que extraía el azúcar de la caña, son pedanías de Vélez.
Gira
hacia el mar en el entronque de carreteras. Bordea el río. De su suelo salían
los primeros y más tempranos limones primofiori de Málaga. Ahora
cultivan mangos, aguacates, papayas…
El
río recibe hasta tres nombres: de la Cueva, de Benamocarra - de donde era mi amigo Orencio - o de
Vélez. Después se une al Guaro y enfila el Mediterráneo. Está cerca, se
presiente en la suavidad de los pastos, en el vaho del aire, en la sensación de
agrado que te acaricia el rostro al revolver las esquinas, pero no lo ves.
En
Iznate los subtropicales han desplazado a la uva moscatel y a la pasa. En la
Fuente de los tres deseos si los pides dicen que los concede, si se echa una
moneda, yo como no la eché…
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