domingo, 5 de abril de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lunes Santo


                                 

                              
Un grupo de sanitarios del Hospital Regional (antiguo Carlos Haya) de Málaga procesionan una imagen de Jesús Cautivo por los pasillos del centro, delante de las habitaciones de los enfermos. (Prensa de Málaga 3 de abril 2020). Todo fue improvisado menos la fe.

España se sacudía el luto de una guerra. Se levantaba en años de opresión, pobreza y carencias de toda clase. Muchas personas tenían una salida difícil. Se veían obligadas a buscarla fuera de sus casas. Si el hombre no encontraba el necesario jornal para satisfacer las bocas que esperaban, para la mujer era peor, muchísimo peor.

El barrio de la Trinidad en la margen derecha del río Guadalmedina tenía todo el acento castizo que había acumulado a través del tiempo. Por un lado, el campo lejano; en el otro, el Perchel, la Estación, el Bulto y la mar que venía a morir en el rebalaje. Enfrente, Málaga a la que ya no asolaban las crecidas del río.

En su suelo nació uno de los cantes que tienen sello propio: ‘la Jabera’. “Barrio de la Trinidad / cuantos paseos me debes / cuántas veces me han tapao / las sombras de tus paeres”..

En su suelo arrancó a partir de los años cuarenta del siglo pasado (la cofradía se fundó en 1934 y la imagen la talla Martín Simón en 1939) una de las devociones más enraizadas en el pueblo malagueño. La devoción a Jesús Cautivo, o sea, simple y llanamente, “El Cautivo”.

El Cautivo, al que se ha adjetivado como “el Señor de Málaga”,  “el Cristo que camina sobre el pueblo”, “el de la túnica blanca…” Y un montón de epítetos más se venera en San Pablo, y en las casas de mucha gente, y en la tienda del barrio, en el bar, en la frutería, en el bolsillo del devoto donde va la estampa de la que no se desprende nunca, nunca… Hace unos días, un grupo de sanitarios sobre el trono de la fe– el mejor, que tuvo nunca-  en una mesilla de hospital lo han llevado por los pasillos junto a los enfermos…

Noche de Lunes Santo, Jesús Cautivo, el de la túnica de piel de Ángel, el que debería venir con las estrellas ya en el cielo y la brisa marinera al compás de un rezo sereno, silente… ¡Ay, Señor que me das, que me das que no puedo dejar de quererte y pedirte, y Tú ya sabes, y…!, desde la Trinidad, y por el puente de la Aurora, y por la Rampa, y por Atarazanas, y luego…

Pero, ya se ve, este año no toca…





1 comentario:

  1. ¡Qué bonito el gesto de los sanitarios del hospital! Cuando esto acabe, no sé cómo podremos agradecerle tanto.
    Al hilo de la jabera, decía una coplilla que recogí en Barrancos, el vencino pueblo portugués: Rúa de San Bento /¡Cuantos paseos me debes! /¡Cuántas veces me he arrimado / a la cal de tus paredes!.

    ResponderEliminar