lunes, 27 de abril de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Amante de abril y mayo



               



España, se debatía entre la tristeza y el olvido de una guerra que había vestido a mucha gente de negro. Europa, en una contienda contra el nazismo y el fascismo. Los historiadores, por la magnitud la llamaron Guerra Mundial…

Tres genios andaluces, Antonio Quintero, natural de Jerez; Rafael de León, sevillano con un puñado de títulos nobiliarios bajo el brazo, y  la belleza de la poesía de la Generación del 27, y  el también sevillano y compositor, Manuel López Quiroga – “Quintero, León y Quiroga- pusieron la pica tan alta que durante casi veinte años, las décadas de los cuarenta y cincuenta, fueron únicos.

La ‘Copla’, pequeñas historias con un inicio, un desarrollo y un desenlace, era la válvula de escape, en muchos casos casi la única, para el encorsetamiento de la época.

El puritanismo, del que no estaba alejado la jerarquía,  o parte de la jerarquía eclesiástica de la época, plasmado en la censura política y religiosa eran los tiempos del cardenal Segura o Pla y Deniel… los dos primados de España. Intransigente el uno, adicto total el otro, marcaba los caminos por los que el arte debía deambular, burlado muchas veces con maestría asombrosa por este trío. Es justo también dar cabida a otros como Ochaíta, Valerio, Solano, Perelló…

En 1932 Rafael de León conoció en Sevilla a Concha Piquer, que hasta su retirada, fue la más aclamada. Algunos la llamaban doña Concha. 
Perfeccionista, y tan exigente que despidió a Manolo Caracol por llegar tarde en una ocasión. Valenciana, casada con el torero Antonio Márquez, fue indiscutible hasta su retirada en Isla Cristina.

Rafael de León tenía debilidad por ella. Compuso letras de admiración, de lucimiento, de cortesía, hasta casi de reverencia para ella.  En 1957 ,“Amante de abril y mayo”.  La copla ya declinaba, apartada por corrientes musicales que se imponían entre la juventud, no obstante, fue un gran éxito.

Recogen los autores el amor que llama a una mujer madura. Ronda los cuarenta, el pueblo la ve que cambia de peinado, que despide a un niño tostao… Murmuran, y la respuesta: “Me están doliendo los centros / de tanto quererte a ti / me corren venas adentro. / Tu amor de mayo y abril. / Desde los pies a la boca, que aprendan todos de mí / A querer como las locas…” Se va abril, viene mayo…El amor sigue, por siempre.




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