miércoles, 22 de enero de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Persiana. (Relato corto) y VIII


                                           

                                               y      VIII

Cuando vio la pistola tan cerca sintió un sudor frío. Le brotaba por toda la frente. Nunca pensó que las cosas iban a tomar ese camino. Sentía la boca seca, le raspaba la lengua. Tenía, al pasar la lengua sobre los labios un sabor a sal recia, un sabor a algo que nunca hasta entonces había sentido tan cercano, tan próximo y que formase parte de sí mismo…
Estaba agitado. Sentía como la angustia le apretaba la garganta. Entre el poder y el tener se rompía una tela tenue, sutil, casi tan fina como una gasa de hospital…. Algo superior lo frenaba. De pronto un ruido metálico, fuerte y seco que suena como un tiro le hizo dar un repullo. Se incorporó. Estaba bañado en sudor. El salto hizo que su mujer se despertase. ¿Has oído un tiro? ¿Qué tiró, preguntó ella? El que acaba de sonar, respondió. Eso, dijo ella, es que a Fátima, la chica de la perfumería, cuando se le escapa la persiana metálica le llega hasta el suelo y forma un estruendo enorme. Ya le ha dado más de un susto a algún vecino…
He tenido una pesadilla, mascullaba... ¡Ufff! ¡Qué pesadilla! ¡Una pesadilla enorme!… Se palpaba. ¿Todo había sido un sueño?¿Nada era cómo él creía que era? Te lo tengo dicho,  le reprimió ella, a tu edad hay que cenar menos. Últimamente no me haces caso. Te estás pasando…



No hay comentarios:

Publicar un comentario