domingo, 8 de diciembre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Aquí comineza Aragón







Mañana soleada de diciembre. Media España bajo nieblas al amanecer. El cambio climático hace que por aquí, en el Sur, las temperaturas sean superiores a lo que debe ser una mañana de finales de otoño. No hay  nubes en el cielo.

No sé porqué se me ha venido a la mente un día de paseo solitario por Tarazona. Debe ser la proximidad de la Navidad y el recuerdo de la Leyenda que recoge Bécquer sobre Maese Pérez, el organista y Sevilla en Nochebuena en aquella Misa del Gallo de renombre…

Llego a Tarazona a media mañana; el río Queiles parte la ciudad. Me asombra el mudéjar. Estoy en una ciudad artística. Encrucijada de caminos. Hace años que le suprimieron el tren. (Tuvo dos estaciones). Las vegas, fértiles; el Moncayo, en la lejanía…

Me acerco a la catedral. Magnífica la restauración; deambulo por las calles. Tengo la mala costumbre de comprar libros. Hasta en tres librerías traspaso sus puertas. Están en la calle Visconti, en el Paseo de la Constitución  y en Fueros de Aragón. En las tres pregunto por lo mismo. ¿Qué tienen de Bécquer? En las tres, la respuesta, idéntica: nada.

Callejeo: Virgen del Río, Recodos, Martínez Soria, Judería, Traición… En Tarazona,  el mudéjar se sale a la calle. Casas  y muros de ladrillos; yeserías en las cornisas, tejas rojizas, verdes, azuladas. Maderas, arcos ciegos…

Tomo unos pinchos. Me marcho. En Vera de Moncayo, a la derecha. Llego a Veruela. Todo es soledad y silencio. El monasterio está cerrado. Tampoco tenía un interés especial en él pero sí en todo lo que le concierne. Me siento junto a la Cruz de Piedra donde cada tarde Bécquer esperaba el correo que le traía los periódicos de Madrid… Pienso. Le doy  demasiadas vueltas. Me quedo sin muchas respuestas.

Después, me subo hasta el Santuario de la Virgen del Moncayo. Más de mil seiscientos metros de altitud. (La cumbre, la más alta de la Ibérica, supera los dos mil).  El paraje, único, excepcional. La vegetación se cierra: encinas, coscojas, robles, pinos, hayas, abedules; sabinas rastreras, retamares... A veces es un bosque galería, a veces un túnel verde.  La subida, sinuosa; la carretera estrecha. Se termina un poco antes el Santuario. Continúo a pie. Allí se inicia la subida…Abajo, Aragón; más allá, Castilla; al otro lado, Navarra y La Rioja… Un poco más allá se acaba Castilla; aquí comienza Aragón.



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