jueves, 5 de septiembre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora La Vuelta




El helicóptero de la televisión mostraba unas imágenes bellísimas. Maizales ubérrimos y alineados; campos rabiosamente verdes; ríos con agua que lamen las orillas, bosques frondosos – como uno que yo me sé – ahítos de misterio y embrujo; pueblos pequeños, recoletos, agrupados en torno a una iglesia de torre muy alta.

La carrera, oficialmente, la llaman La Vuelta, o Vuelta ciclista a España. Curiosamente, los últimos días, se las ha andado por Andorra  y la región de Aquitania. Es del Departamento de los Pirineos Atlánticos. Es esa imagen de Francia que siempre refresca las siestas tórridas de los veranos de los que vivimos al sur del Sur…

Al pasar por Sare (Sara, en español) la imagen de la cámara – iba en una moto – muestra un sombrajo continuado de árboles, plátanos orientales, en este caso, que orillan la carretera.  Forman un emparrado. Se filtran, entre sus ramas, los rayos del sol. El paisaje es de los que se incrustan en la retina y quedan, y quedan, y quedan….

A uno se le amontonan los nombres, las fechas, los datos, los apuntes y así se vienen a la mano Larrun y tren de cremallera, Baja Navarra, País Vasco del Norte, Navarra de Ultrapuertos, Camino de Santiago, anexión, siglo XVI, Fernando el Católico, peregrinos, Saint Jean Pied de Port… ¡Qué sé yo! 
Geografía e Historia de la mano, vivencias del haber andado por esas tierras.

No andaban muy allá los comentaristas. Se hacen un lío con la pronunciación  de Zugarramurdi.  Tampoco  lo veo tan difícil, vamos digo yo. Los hay peores, al menos así me lo parece. A uno, el pueblo – el nombre del pueblo – le evoca, brujas, cueva, y a Baroja y sus novelas. Esas que me engancharon de muchacho y desde entonces se me ha quedado muy claro que los cuatro pilares en los que se apoya la novela española son: Cervantes, Galdós, Delibes y don Pío… Hay otros, buenos, muy buenos, pero estos, los mejores.

Mañana la Vuelta se las verá por otras tierras,  otros paisajes, otros ríos, otros montes y otra gente. Lo decía don Antonio “son buenas gentes que viven, / laboran, pasan y sueñan, / y en un día como tantos, / descansan bajo la tierra”.




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