martes, 27 de agosto de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Plagas







Hablan y no paran. Están desesperados. El año pasado fue en Castilla; este año, en Aragón. Las plagas de conejos acometen con voracidad los cultivos. Hay daños en los herbáceos. Son más perjudiciales, aún,  en los leñosos porque recuperar el tronco de un árbol o una cepa de vid, en ocasiones, raya en lo imposible.

Piden que la Administración  tome medidas más contundes, más efectivas. Lo piden casi con desesperación. En la Almunia de Doña Godina, en la comarca del Valjalón, el Ayuntamiento facilita los cartuchos; los agricultores se prestan al trabajo que ha pasado, de práctica cinegética a necesidad de supervivencia.

Informa el periódico que el año pasado abatieron sobre treinta y cinco mil conejos – que son muchísimos-  pero la capacidad de reproducción de estos roedores es más rápida que la de exterminación  y lo que puede parecer como algo pintoresco ha terminado en una auténtica plaga contra la que se ven impotentes.

El año pasado les tocó a las provincias de Valladolid y Palencia. Por El Cerrato y por la Tierra de Campos los estragos en la economía de la zona fueron de montantes muy elevados. Las quejas y las luchas de los agricultores en muchos casos quedaron en el olvido y en la impotencia.

Más cerca de nosotros está apareciendo otra. Los jabalíes ya se bajan del monte a comer en los cubos de basuras de las ciudades. Hace unos meses los vieron por Ciudad Jardín en Málaga. En Castelldefels, en Barcelona son casi habituales sus presencias nocturnas en las afueras de la ciudad. Cuando puntos tan lejanos como Málaga y Barcelona sufren del mismo mal  hay que pensar que no hay nada de pintoresco y sí algo más serio por lo que preocuparse.

Me cuenta un amigo, guarda de coto, que en la zona de Casarabonela, muchos de esos animales se han cruzado con los cerdos domésticos y está apareciendo una subespecie de cerdos asilvestrados muy peligrosos y como los propios jabalíes transmisores de enfermedades.

Hay otra plaga con serios daños en los cultivos. Viene de la mano de las cabras monteses. Además del daño por campeo en las zonas de labor, le añade el causado con la cornamenta de los machos contra los troncos de almendros a los que le cortan la subida de savia y le causan la muerte por sequedad…




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