lunes, 29 de abril de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Vísperas





Después de la resaca electoral  tengo tres cosas claras: uno ha ganado; otro ha salido sonado como el boxeador noqueado en el ring al que las cuerdas sirvieron de soporte para no caer en el vacío y los otros, han entonado el chaucherío del que quiere y no puede. Ante tanto análisis todos han acertado y ninguno  errado.

Amaneció un día de sol y nubes altas. Algo así como un entelerañamiento del cielo en las alturas. Los que saben de estas cosas dicen que son cirros, que allí la temperatura es muy baja, tan baja que asusta y que eso significa que hay movida por ciertas capas de la estratosfera.

A veces me pregunto si cuando los ángeles salen al recreo y está el día así tienen que ponerse la bufanda y los guantes y si los ángeles  desobedientes se constipan y por las noches les entra dolor de garganta y les ponen ungüentos de aquella crema que olía a eucaliptos que nos ponían cuando éramos niños.

Al mediodía me fui con un amigo al bar nuevo que han abierto en la Rampa. El  hombre que atendía al otro lado de la barra olía a limpio, nos habló de usted y con respeto y sabe cortar jamón, o sea es un profesional.  En la barra estaban otros amigos y como buenos viejos hablaban  de las pastillas que toman – antes eso estaba muy lejos, pero ahora no – recetadas por sus médicos.

El campo está precioso. La luz, la ‘sagrada luz del Sur’ se abre como se abre de capa el maestro que recibe a puertas de chiqueros, en ese momento en que todo es expectación en el graderío, por lo que puede asomar desde la oscuridad escudriñada en el interior de los chiqueros…

Han sonado los clarines. El silencio habla solo. Lo rompe el murmullo de un clamor sordo. Me vienen días donde todo va a quedar desbordado. Eso de presentar un libro es algo que siembra la preocupación por dentro. ¿Decepcionará? Hay un pellizco que me atenaza. Tengo una duda metafísica. La gente va por su órbita de navegación. Me pregunto si esto que escribo le interesa a alguien o es para dar satisfacción a mi vanidad. Es decir, escribo para alguien o escribo para mí mismo…




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