jueves, 11 de abril de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Agujero negro





Está el patio revuelto.  El de mi casa no, porque ese, como dice la copla, es particular y cuando llovía – ahora, ya no llueve – le pasaba lo mismo que a los demás. No, ese por supuesto, que no. Me refiero al patio científico.
Dicen que han fotografiado por primera vez  un agujero negro. El dichoso descubrimiento fue ‘visto’ hace un puñado de años por el astrofísico Stephen Hawking. Albert Einstein, también, informó de él. Se ve que esas cosas están reservadas para mentes privilegiadas.

Hay problemas referentes al dichoso agujero. Hablan, por la distancia, de no sé cuantos millones de años luz. (Si la luz ‘corre’ a trescientos mil kilómetros por segundo…); otro, por  la temperatura, algo así como  dos mil veces superior a la que hay en la superficie del sol. ¿Convenimos en que todo esto es mareante?

A veces, veo algunas actuaciones humanas. Me asombro de lo que trabaja alguna gente para no trabajar. En este caso el asombro viene por el otro carril de la vía. ¡Hay que ver lo que la gente es capaz de avanzar para no mencionar ni una sola vez la palabra Creador! En mi analfabetismo supino me pregunto: ¿Alguien habrá hecho todo esto,  o se ha hecho solo?

Apunta la primavera en este puñetero planeta en que nos han soltado. Rebrotan las florecillas en  los bordes de los caminos. Cantan los pájaros al amanecer. Sinfonía abierta cuando después del lubricán apunta el sol…

Los hombres, tocados por la varita mágica nos lo han contado de otra manera. Uno, del Aljarafe, Barbeito, habla de “mil altares / de alegres pío- pios / suenan a salve”; otro, fray Juan de la Cruz, nos contó que  “mil gracias derramando, / pasó por estos sotos con presura, / y yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los dejó de su hermosura”.

Juan Ramón, desde Moguer, nos dijo, que “el sol pone en la tierra su alegría de plata y de oro; mariposas de cien colores juegan por todas partes…” Hay otra manera de mostrar la poesía: a través del objetivo de una cámara. Lo ha conseguido Marilina.

Gracias, mi Señor, por ese agujero negro casi incomprensible y por los hombres que lo han descubierto y por quienes nos cuentan tus grandezas con sus palabras o con el objetivo de sus cámaras…



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