miércoles, 10 de abril de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Con la venia





Cristo de la Buena Muerte (Palma Burgos - Pedro de Mena)


Corren tiempos de pasión. Sudan los pregoneros. Jesús en Getsemaní, dice el Evangelio, que sudó sangre; ellos, no, pero casi. Miedo a la puesta en escena. Todo cambia; nada es igual cuando, ante el atril, ven de frente al público expectante.

El pregonero está solo. Tremendamente solo. Puede que esté ante su minuto de gloria pero y ¿si no llega?

Están los templos, los teatros, los cines, los salones amplios dispuestos a acoger ese mensaje que viene de la mano de un pregón. Luego, indefectiblemente, cada... Todos llevamos por dentro un pregón, el nuestro. Ese que habríamos dicho si nos hubiesen invitado a hacerlo.

Habrá quien nos dé la pincelada poética. Llegan  al alma. Esa que marca por dentro y que, por fuera, la revestimos de incienso, o de música  que eleva y sublima. Habrá, quien después de muchos días de trabajo, de sueños, de anhelos, en el último instante se acordará de aquello que… Habrá quien nos diga todo lo que él sabe, y quien se lamentará porque le supo a poco el tiempo…

Ya está todo dicho. Han cerrado el último folio. Y por nuestra mentes pasa que  al Cristo de la Misericordia le  hemos pedido que no nos deje de su mano; al del Perdón, que no nos lo tenga todo en cuenta;  al Nazareno, ayuda para llevar la cruz de cada día;  al de la Buena Muerte, de quien el maestro Alcántara dijo que, cuando dio las tres voces, lo escucharon en Santo Domingo, en las tinieblas y el la Legión, le pediremos ayuda para el tránsito y para el final porque lo importante no es el camino y la llegadas sino lo que viene después… 
A la Virgen de los Dolores – lleva su propio dolor, y el nuestro,  el acumulado durante el año – la caricia de Madre buena…

Dentro de un puñado de días. Los pueblos se visten de Jerusalén. Jesús, sobre una borriquilla, se echa a la calle. ¡Bendito el que viene…! Se pone en marcha la cantera de la Semana Santa.

Y luego, ese tiempo que llaman de Gloria porque al tercer día… Ya sabe. Bien contados, desde la tarde del Viernes Santo hasta la mañana del Domingo de Resurrección no van tres días, que no, que no… “¡Anochece. Quédate con nosotros…!”  Gracias, pregoneros. Con vosotros hemos revivido eso que cada año es maravillosamente igual y distinto…



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