jueves, 21 de marzo de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Encarnación de Álora







El templo de la Encarnación (1600-1699) es la mayor muestra del arte renacentista en Alora. La obra, en piedra, con un magnifico artesonado mudéjar, es un emblema del  patrimonio artístico y monumental de este pueblo del norte de la Hoya de Málaga.

La obra se atribuye a Pedro Díaz Palacios, maestro de obras de la catedral. Es conjuntamente con el castillo de las Torres y el Santuario de Flores santo y seña de la riqueza arquitectónica que ofrece Álora a los visitantes y a los nativos que se sienten orgullosos del patrimonio conservado durante siglos.
La obra se inicio a comienzos del siglo XVII, sustituyó a la primitiva iglesia de igual nombre que los Reyes Católicos mandaron construir en el castillo tras la toma por las tropas castellanas en 1484, en el avance definitivo sobre reino nazarí que concluiría con la toma de Granada en 1492





Su construcción duró todo el siglo XVII. El obispo Fray Alonso de Santo Tomás fue gran impulsor en la segunda mitad del siglo.  Bartolomé Espejo, la recepciona.  Carlos II reinaba en España. El obispado corrió con la mayor parte de los gastos. Contaron con la ayuda del Concejo que durante el siglo puso las sanciones en especies, concretándolas en carretas de cal y piedra que se extraía de la cantera de la Fuente de la Manía.

De estilo columnario, cuenta con una magnífica colección de frescos atribuida a un pintor de la escuela antequerana, seguidor del holandés Golzius. Recoge todo el apostolado. La colección, por el paso del tiempo, sufre un alarmante deterioro y pide una restauración antes de que el daño vaya a más.





El retablo, magnífico, obra del tallista antequerano Diego Márquez Vega y dorado por Francisco Martínez Primo. Fue destruido en 1936 y, posteriormente, varias Escuela Taller han llevado a cabo su reconstrucción con gran fidelidad al original que se conocía por fotografías.




Como complemento existe una torre campanario de tres cuerpos, el último de una época posterior que pone una nota de originalidad a todo el templo. Cuenta además con un balcón civil, conocido como ‘balcón de los beneficiados’ desde donde podrían contemplara los espectáculos celebrados en la plaza, hoy conocida como Plaza Baja de la Despedía. Abre, con dos puertas laterales, a las calles Bermejo o Benito Suárez  y calle de Atrás, antaño calle Real.




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