martes, 8 de enero de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Era Él





Me las ando estos días en la poda de rosales con la ayuda de mi amigo Juan. Yo soy madrugador; Juan, más. Vamos, Juan es algo así como las ‘frailecillas’ que dicen que son los pájaros más madrugadores de la naturaleza… Tenemos que esperar a que se asiente un poco el rocío mañanero porque todo está chorreando.

Esta mañana, -muy temprano - en los cerros de enfrente se arrancó a cantar un pájaro perdiz.  Mi amigo Andrés Postigo, entre otros, me dice del ‘cunini’, , el ‘curichí’, el ‘aguila’, el ‘cuchichi’, el ‘piteo’… Era un macho gallardeando. Ya no era hora de puesto de alba y por la hora ese pollo anda ya en celos y reclama presencia de compañera,  que seguramente no tendrá  cara de ‘pandereta’, sino que estará preciosa como es ella.

Al poco rato subió, a la sierra,  el cabrero. Todo era una sinfonía de cencerras lejanas.  Se expandían  por la ladera, al otro lado del arroyo. No se veía la piara pero sí hubo una intercomunicación de los perros de mi vecino con los que llevaba el cabrero. Los perros, naturalmente, se entienden entre ellos a modo de ladridos.

Cantaba un pajarito del agua. Me extrañó. Los carbonerillos,  que son los que aquí les llamamos ‘pajaritos del agua’ por su monocorde en la respueta: “sí, señor”, o “no, señor”. Son pájaros de otoño que anuncian las primeras lluvias. Esta mañana cantaba uno. Creo que estaba en el las ramas más altas del granado sin hojas que hace esquina con la gallinera.

A medida que calentaba el sol, los chamarines entraban en plaza. El chamariz – ‘chamarín’, – es el pájaro más tempranero para anidar. Las temperaturas placenteras del mediodía anuncian un tiempo fuera de época. Ellos, los pajarillos, también están adelantados.

Los mirlos picotean en los arriates estercolados. Buscan los bichillos que siempre vienen en las masas de materia orgánica… Se abren las florecillas de la yerbabonita y todo el campo era una armonía y belleza de invierno. Me quedo con los versos de Juan de Yepes. Estoy seguro que “mil gracias derramando / pasó por esos sotos con presura…” y sí, seguro que sí, todos quedaron prendados de su hermosura porque es Él quien nos permite ver su  luz de cada día…




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