sábado, 12 de enero de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Amalia López Cabrera








La historia de la fotografía  femenina en  España viene de la mano de una andaluza. Amalia López Cabrera nació en la mediación del siglo XIX (1837) en Almería. Su padre, un hombre de saneada economía. Vive del comercio. En su casa hay servicio doméstico cosa usual  entonces usual pero que también da cuenta de la economía familiar.

Se casa –poco más de veinte años-  con un impresor, Francisco López Vizcaíno; se traslada, a Jaén. Conoce a un conde pintoresco. Un hombre que hacía ‘magia con una cámara’. Francisco Luis Tarszenski, amigo personal de Louis Daguerre. Luego lo sería de Amalia. Es el Conde Lipa, polaco, exiliado en Francia…

Alumna del conde siente un entusiasmo fuera de lo normal por el secreto de las placas, la rebeldía de los baños de plata. Se había superado la mediación del siglo. En 1860 abre su propio gabinete, Obispo Arquellada, 2. Lo instala en su propio domicilio familiar donde también está la imprenta de su marido.  Se convierte en la primera mujer fotógrafo oficial de España. Pasa por delante a esposas e hijas de otros fotógrafos que eran ayudantes. Ella, no. Ella es quien maneja la cámara. Firma su propia obra.

La prensa local, en 1866, inserta un anuncio de su gabinete. Por él comienza a pasar y posar parte de la sociedad de su tiempo. Su material de trabajo, excelente: varios tipos de cámara le permiten jugar con el tamaño. Eso convierte su estudio en algo novedoso. La gente acude porque quiere inmortalizarse.

No se queda en la fotógrafa de una provincia perdida en el mapa. Acude al Concurso Nacional de fotografía que se celebra en Zaragoza. Es el año 1868. Obtiene una mención honorífica. Ya se codea con los fotógrafos más famosos de España.

España vive momentos de convulsión política. Ha triunfado el  Pacto de Ostende. Hay una nueva Constitución, - la de 1869 – y una nueva etapa. El General Serrano, regente hasta el juramente de Amadeo de Saboya; Prim, presidente del Gobierno. El impresor Francisco López se traslada a Madrid (donde se arruina) , para hacerse cargo de la concesión del Gobierno para imprimir La Gaceta Agricola. Amalia marcha con su marido. Otro talento perdido en la nebulosa del olvido. Se sabe que debió  la capital de España antes de finalizar el siglo XIX. Otra, de las nuestras.

Fuente: I. Lara Martín-Portugues y  E.L. Lara López . La memoria en sepia. Historia de la fotografía giennense desde los orígenes hasta 1920.  2003


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