lunes, 20 de noviembre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nihil

Mañana soleada de cielo azul que se enseñorea de toda la Serranía. Están limpias de nubes las cumbres cercanas; las choperas han pasado del dorado a las hojas de cobre; ocre bellísimo. Esperan  pacientes que se cumpla el ciclo de otoño. No hay yerba en la dehesa; no ha llovido. Los cochinos van bajo las encinas buscando la bellota. No ha aparecido la otoñada; no han salido aún las primeras sementeras.

Entre la Cueva – Cueva del Becerro -  y Setenil un rebaño de ovejas; luego, otro. Los pastores no van abrigados, llevan dos perros turcos con el pelo ensortijado y brillante. Caminan al paso del rebaño. Están abiertas las barreras del paso a nivel…

‘Siete veces, nada’, dicen que le dijeron al Rey Católico, Fernando, que era de Aragón, que era consorte en Castilla y que se las andaba por tierras de la Serranía en una lucha sórdida y final contra el reino nazarí de Granada.

Septem nihil. Siete intentos, siete veces  fallidas. El castillo, inexpugnable. Desde los comienzos del siglo XV. Luego Juan II, y al final, como casi todo en aquel tiempo, vienen los Reyes Católicos y allí se acaba el invento. La Historia dice que era por septiembre y en 1485.
Setenil de la Bodegas está a orillas del Guadlporcún. El río encajonado y profundo; lleno de maleza, sucio. Al río en otros sitios se le conoce, también, como el río de Olvera o el río de Zaframagón. Ya se sabe, cada uno en la feria…, pues eso.

Es un pueblo pintoresco. Diferente a otros pueblos; no hay otro igual. Piedra y cal desde la lejanía. En la distancia cercana un sucesión de viviendas que apuntan a trogloditas. Evoca un tiempo pasado como si por él no hubiese pasado la sucesión de los días. Todo está bajo techo que da umbría y protección y, si me apuran, hasta un encanto que no tienen otros pueblos.


Dejo el pueblo con la duda de saber si han recuperado su ‘Damita’ con más de cinco mil años de antigüedad que custodiaba el museo de Cádiz y con dos certeza: Barcelona pierde la sede de la Agencia Europea del Medicamento y que en Setenil rotulan la esquina de una calle con una claridad meridiana: ‘Gibraltar Español’.  Cosas veredes, amigo Sancho…



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