sábado, 7 de octubre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: María Luz Morales

‘Ni feminismo, ni masculinismo. Hombres y mujeres, personas, como Dios nos ha hecho’. Podría ser su testamento cultural. El epitafio que define la vida de una mujer excepcional por lo que  supuso ir por delante de su tiempo. Rompió moldes y fue la primera en muchos aspectos.

María Luz Morales Godoy nación en A Coruña en 1889. Muy niña se traslada a Barcelona donde destinan a su padre, funcionario de Hacienda. En Cataluña desarrollas toda su ingente labor como escritora y como periodista.

Elige el oficio de escritora y de ahí pasa al periodismo activo. Hasta entonces el oficio es de hombres. Las mujeres escriben pero no forman parte de la redacción. No es el caso de María Luz. Ella participa de una manera inusitada hasta aquellos momentos.

 Estudió en la Universidad Nova Filosofía y Letras. En 1923 ya dirige ‘Hogar y moda’ que sería la antecedente de ‘Lecturas’ donde entró después de ganar un concurso; estuvo cinco años al frente de la publicación. En 1924 realiza unos estudios sobre Don Juan. Le vale acceder como periodista en La Vanguardia. Allí comienza relazando críticas  de cine que, entonces, es algo nuevo, y que está en los albores. Luego, muchos años después,  será asesora literaria de la Paramount Pictures.

Son tiempos de firmar con bajo un seudónimo. “Es Juan Centeno”, un personaje que toma de Galdós. En la posguerra ya  firmarán con otros nombres, como Ariel y Jorge Marineda. El 8 de agosto de 1936 la nombran directora de La Vanguardia.  Ella pone condiciones. 

Permanece solo un año. Tras la guerra la acusan de ser miembro del partido Galeguista  y de su paso por la dirección del periódico. Está cuarenta días detenida en un convento de Sarriá.
Con la posguerra viene un exilio interior. Se dedica a la novela y a acercar obras maestras de la Literatura Universal a los niños . Dirige ‘Las obras maestras al alcance de los niños’. Son declarados por Real Orden de utilidad pública. Adapta también obras clásicas con una aceptación grande.


Colaboró a lo largo de su vida además en el madrileño ‘Sol’  y en el ‘Diario de Barcelona’. Premiada y reconocida internacionalmente muera, en Barcelona , a los 91 años.


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