jueves, 19 de octubre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Otoñada

Con la llegada del otoño, concluida la ‘sanmiguelá’, en la huertas se hacía la carne de membrillo – los niños, impacientes,  nos quemábamos la lengua con el gachero con la prisa por probarla - , el calabazate, se guardaban las granadas en paja y se sacaban las batatas… Las noches, más largas; los pájaros se recogían antes. El secano esperaba  la sementera y en el campo todavía no había aparecido la yerba nueva.

Las palomas no zureaban en el brocal del pozo. Las palomas, en tiempos de siembra seguían los surcos de la yunta. Picoteaban el grano y, de vez cuando, levantaban  pequeñas voladas para adelantar el camino perdido y no alejarse demasiado de la mancera del arado. El campo se peinaba con rayas de otro color y los barbechos acogían en su seno las semillas a las que daban el calor de la madre tierra.

Las cabras regresaban más temprano. Subían careando por la costera. Algunas se adelantaban al cabrero. Buscaban los chivos que desde el interior del corral olían a la madre y las llamaban con berridos agudos y largos. Un perrillo acompañaba al cabrero y subía cansino, también, al compás de su amo.

En el alero del tejado los gatos zorreaban sin perder ojo a ver dónde buscaban los gorriones el refugio para pasar la noche. Algunas veces, desperezándose, avanzaban lentos por los hierros de la parra. El suelo era una alfombra de hojas secas desprendidas de los sarmientos y pregoneras del ciclo cumplido.

En la cuadra los animales buscaban su pesebre. Sabían cuál era el propio. El gañán limpiaba las granzas y las dejaba caer sobre el suelo que era blando y caliente;  le preparaba una pastura y le dejaba caer un puñado de sebo que los animales separaban con el befo de la paja y se tintaban de blanco los bordes del hocico…


Con el otoño las noches se volvían más íntimas. Refrescaba pronto. Se cerraban las puertas y, a medida que avanzaba la noche, el viento hacía crujir las bisagras de las ventanas con un chirrido metálico y dolorido. Si entraba una lechuza en el palomar había un revuelo precipitado y sordo…


La imagen puede contener: exterior y naturaleza




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