martes, 17 de octubre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Viaje

Un amigo publica una foto en facebook; le agrega un comentario. Dice que su hijo viaja a Irlanda en ese avión que está a punto de despagar. En un bolsillo lleva un poco de dinero material, el que le puede permitir vivir mientras encuentra trabajo; en el otro, las ilusiones de quien emprende algo nuevo y,  además, en un país extranjero.

En los años en que creíamos en muchas cosas Carlos Cano cantaba una canción que era una égloga a la esperanza; otro canto a la alegría. “Que vuelvan pronto los emigrantes, que haya cultura y prosperidad” ¡Dios mío, Dios mío… ¡ Ahora no se llevan a nuestra gente trenes con máquinas de vapor y maletas reatadas con cuerdas. Claro, aquí es  que ya llegó el progreso.

Cada día el telediario nos amarga el bocado de comida. Bueno, hechos como los gorriones a las voces,  ni caso. En nuestra situación egocéntrica no nos percatamos que los que llegan en pateras por el mar azul de Ulises también tienen padres y madres. Mi amigo se ha quedado con un pellizco por dentro. Los padres de los que vienen por el mar, también.

Un lugar extraño; una lengua, diferente; unas costumbres totalmente distintas… A todos les mueve la ilusión de poder realizarse como personas; otros, piden algo más simple: comer. Esos negros  - los ‘de color’ juegan a baloncesto – tienen la mala costumbre de comer cada día. ¡Qué cosas pasan! En su tierra no se lo permiten.

No han  sabido allí  - tampoco, aquí - crear las condiciones adecuadas. La tierra los ve irse; su tierra le da lo mejor de ellas misma a otra tierra… Siento asco, si asco – y puede que me quede corto – cuando veo  cosas, cuando ante problemas enormes los vividores profesiones del presupuesto (la lista crece y crece)  pontifican y, encima nos dan lecciones…


La realidad de cada día reza otro rosario. Muchas familias tenemos a los que queremos lejos. Se siente por los adentros un agua de levante… No es el agua de levante o de poniente llamada, a voces, para baje de esas nubes - ¡hace tanta falta! - que entoldan el cielo por el que volará el avión que llevará a Miguel Leandro que es como se llama el hijo de mi amigo hasta Irlanda. No, no. Ustedes me entienden…


La imagen puede contener: cielo, avión y exterior

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