sábado, 1 de julio de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: María Pita

Santiago de Sigrás está al oeste de Cambre. Tiene una iglesia románica y un puente…, romano. Allí nació hace más de cuatrocientos cincuenta años, María Pita (1565-1643), heroína que defendió La Coruña contra la Armada Británica. Su nombre completo: María Mayor Fernández de Cámara y Pita.

Un cuadro de pintor anónimo conservado en su casa museo la representa vestida con ropa militar. Mujer de ojos grandes, de fuerte poder expresivo; mirada penetrante y agraciada de rasgos. Boca sensual y barbilla pronunciada.
Francis Drake tenía un historial paralelo a buen marino y mejor corsario. O sea,  alguien que perseguía con consentimiento de su gobierno – con quien compartía las ganancias -  a los buques mercantes de otra bandera. Francis Drake ya  almirante pone cerco a la ciudad de La Coruña.

Era por mayo. La lucha va encaminada contra Felipe II antiguo cuñado de Isabel I de Inglaterra,  Rey  de España desde 1556 y de Portugal desde 1580. La enemistad iba por mar y tierra; sin límites. Ponen cerco a la ciudad La Coruña.
Hacen una brecha en la muralla de la ciudad vieja. Un hermano de Drake, alférez, que manda la tropa manda a la tropa. Mata a Juan Alonso de Rois,  marido de María Pita. Dicen que llevada por el coraje arrebató la bandera al enemigo. Con la propia lanza que servía de mástil mató al británico. Un grito de guerra empujó a una multitud: “Quien tenga honor que me siga”. Como resultado el ejército enemigo,  hablan de doce mil efectivos, inician la retirada.

Terminada la batalla ella misma ayudó a recoger heridos y muertos. Su comportamiento ejemplar comenzó a correr de boca en boca. El pueblo la considera pieza fundamental en la defensa, primero de la ciudad; en la batalla final, después.

En La Coruña erigen un monumento a su memoria. Enarbola una bandera; muestra signos de comenzar un ataque. Con una mano toma la lanza; con la otra, la mano de su marido muerto…


Estuvo casada cuatro veces; tuvo cuatro hijos. Al morir su cuarto, y último marido, Felipe II le concede una pensión militar que equivalía a un suelto de alférez más cinco escudos mensuales y la autorización para exportar ganado mular al vecino Portugal. 

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