martes, 28 de marzo de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Arana

Se llamaba Luis. Era delgado y enjuto. De estatura media; las manos de dedos alargados… Tenía unos ojos grandes y una mirada profunda. Era amabilidad y agrado. Era la palabra adecuada para atender a quien entraba por su puerta…

Cazador de escopeta y perro. Su setter, su acompañante echado a los pies del mostrador. Una trasposición del campo al estudio como lugar de trabajo. Al final de su vida, sus escapadas, cuando caía la tarde,  al ‘Madrugón’ en busca del ‘tiento callado’ al trago amigo.

Era fotógrafo, o sea notario gráfico de la realidad nuestra de cada día. Plasmaba en su cámara la vida diaria de un pueblo, es decir, del nuestro que ya era suyo. Nada le era ajeno; todo le interesaba. Unas veces por vocación, otras, porque hay que ganarse el pan de cada día o por deformación profesional.

Se llamaba Luis. Nació en Granada; se hizo perote  porque él era así. Tenía arte para haberse establecido donde hubiese querido. Optó por quedarse aquí y reflejar la cal blanca de nuestras casas; la gente que acudía; los acontecimientos que marcaban el día a día de cada uno.

Nada le era ajeno. Ante su objetivo han posado personas, personajes, paisajes y paisanajes. Su generosidad sin límite. Conjuntamente con Carlos Planas  - doy fe – inició aquel primer movimiento para recuperar el retablo de la Encarnación; hoy, una realidad.

Su archivo debió encerrar varios millones de negativos. Fotografías de carnés, de estudio, reportajes… En Granada, en 1940,  recogió el gusanillo del arte que llevaba dentro y en la Escuela de Artes y Oficios aprendió cómo manejar la cámara; lo otro, la sensibilidad eso lo da  Dios; no se aprende.

Madrid siempre fue la escapada necesaria para todo muchacho ‘de provincias’ que se quería probar a sí mismo. Luis no fue la excepción. No era aquel su sitito. Tampoco Tenerife donde llega en 1961. Luego Motril, y de la mano de Sebastiana Rubiales, Álora.


Con Manuel Morillas  montan un estudio a la entrada de la calle de  la Parra. Fue su lugar hasta que un día nos dejó. Hoy, Marisa ha colgado varias fotos hechas por él. A mí se me ha ocurrido recordar al amigo… 

La imagen puede contener: autobús, cielo, exterior y naturaleza

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