jueves, 19 de enero de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nieve en Álora

                                                              

La radio, la televisión, los periódicos de papel – los digitales, también – llevan días con la misma cantinela. No paran. Anunciaban – digo anunciaban, pero ya está aquí – una ola de frío. Hay quien lo ha tomado a chufla que ‘si no sería para tanto’, que si alarmismo… Bueno, bueno.

Álora, o sea mi pueblo, está hecha a las calores del verano que achicharran; a los aires de terral que traen más mala leche que un cepo enterrado; al viento sahariano con polvo en suspensión que ensucia el cielo;  al Levante que mueve las nubes y las pasea como quien no va a ninguna parte… , pero ¿al frío? Al frío, oigan, ni mijita.

La noche como es tan bruja, amparada en su oscuridad, dejó la nevada sobre las cumbres cercanas. Amanecieron cubiertas de nubes. Se intuía; no se veía. A medida que entraba la mañana el espectáculo, soberbio. Todos los alrededores,  blancos. Alcaparaín; la Sierra del Valle; las Orejas de la Mula; la Joya y los Nogales;  el Torcal; el Cerro Calabaza; los Lagares…

¡Qué espectáculo! Los comentarios, monocordes. Todos hablaban de otros sitios en función a la información que poseían. Supimos de becarios que no pudieron llegar a los trabajos; de los repartidores atrapados en la mediación de sus caminos; de niños con vacaciones forzosa… y quien dijo que había nevado en la misma orilla de la mar… ¡Una gozada!

El helor se notaba en la cara; el frío calaba la ropa. Día de migas y chimenea; días de estar  junto a la candela, pero ¿quién se pierde el manto único que esta mañana le ha puesto una mantilla de gala al campo? Vamos como las mujeres guapas que en lo toros hacen competencia al arte que se regala desde el ruedo…


El telediario dice que ha nevado en Benasque – no sé cuántos grados bajo cero – ; en Aralar; en Soria; en un montón de sitios de otros sitios y… en los alrededores de Álora. (Eso no lo ha dicho el telediario, pero lo digo, yo).  Una novia de blanco, una dama bellísima,  que esta mañana miraba, desde la lejanía, al río que baja, entre naranjos, hacia la mar cercana, y a la que ella mandaba ese beso que solo se da a quien se quiere de verdad…


La imagen puede contener: cielo, nube, montaña, exterior y naturaleza

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