viernes, 30 de diciembre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tiempo

Lo pintaban como un viejo tirando de frío. Era una manera de decir que el año llegaba a su final  y que, a pesar, del bullicio, las cosas se cumplían inexorablemente. Todo es y sucede como tiene que ser, incluso por encima de nosotros aunque nos empeñemos en pintarlo de otra manera.

 Junto a la Alcazaba en unos jardines diseñados cuando don Juan Temboury recuperó uno de los lugares más bellos de Málaga para la ciudad, la Alcazaba por encima del teatro romano,  colocaron varias estatuas en mármol. Representaban las estaciones, o sea de otro modo, el paso del tiempo.

La Mitología griega contaba de Cronos, el tiempo, era hijo de Gea, la tierra. No es cuestión de entrar en historias mitológicas pero sí queda como cierta esa imagen donde el dios  va con una hoz en la mano. ¿Una manera de decir lo que está por venir? Con esa hoz hizo tantos destrozos como fue el mismísimo destronamiento de Urano.

El calendario dice que, en occidente, el tiempo se mide de otra manera y que llegamos al final del año y que mañana, cuando vuelva a salir el sol ya será ‘año nuevo’ y que estaremos en otro episodio más de contar el paso de los días.

Un amigo que gestionaba una empresa con muchos problemas me contaba que cuando el dos de enero llegó al despacho y encontró los cajones de la mesa tan vacíos como los había dejado dos días antes, aunque fuesen ‘del año pasado’ se encontró con una de las realidades más clarividentes  de su vida. Vio  que la realidad es la que es y no la que nos queremos creer.

Llueven estos días mensajes de amigos. Se cruzan buenos sentimientos. Vienen y van buenos deseos. Ojalá no pasen al olvido como esa predisposición a ponernos a dieta en cuando los Reyes Magos encierren los camellos en las cajas de  zapatos y vuelvan a las oquedades húmedas y telerañosas de las alacenas que se solo se abren de año en año.


Que se cumplan todos vuestros deseos y eso que llamamos tiempo  nos permita, que el año que viene seamos un año más viejos, y sigamos renovando buenos deseos. Ah, el campo, entre dos luces,  esta tarde tenía un manto verde precioso; en la sierra se escuchaban los cencerros de las ovejas; retornaban las palomas al palomar…
Resultado de imagen de paso del tiempo

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