lunes, 26 de diciembre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Entre sueños

Rebosan comida los cubos de basura. Los países ricos tiramos sin susto. Mejor, primero compramos, gastamos lo que en muchos casos no hay, y luego, a la basura. Porque se estropea, porque estamos ahítos – cuando yo era niño se decía empachados – de tanto…

Escucho al padre Ángel que habla de otros comedores, - ‘Robin Hood’ - de otras prestaciones, de otros servicios, de los que más tienen hacia los que más lo necesitan. Lo ha recogido, incluso, una publicación del New Yort Times.

Según el padre Ángel es importante el plato de comida; más importante, aún, es devolverles la dignidad a personas que la han perdido. Decía algo que suena a aldabonazo. Sobran voluntarios para dar su ayuda. ¿Ven? No todo es malo.

Mi amigo Pillo Lobato me manda la foto que ilustra (es un decir, claro) estas letras de hoy. Es la miseria del mundo. Está un poco más allá del mar azul que vemos cada tarde y que viene mansamente al rebalaje de las playas. Es la miseria a la que hay que atender de inmediato: comida, ropa y medicamentos.

Hay otra miseria. La que no se ve. El maestro Barbeito hablaba, en “De lo cercano”, de un indio guaraní que huyó del hambre de otra tierra al otro lado de otro mar. El hombre entre hambre y hambre hablaba solo – “quien habla a solas espera a hablar a hablar a Dios un día”, escribió don Antonio Machado- porque quería ser locutor de radio…

El hombre se llamaba Oscar, los niños de la foto, también,  tienen nombres. No los conocemos. Otros hombres andan estas noches por las calles de España. Unos tienen la ‘suerte’ de tropezar con la mano amiga que da algo. No todos pueden decir lo mismo.

Acaba de entrar el invierno. Muy pronto la chica guapa de la televisión anunciará una ola de frío. Nos darán noticias de gente que lo pasa mal. Otros irán un poco más lejos. Se adentrarán en ese sitio del que no hay retorno.


Nos sobra de todo; a otros les falta… Y digo yo, y ¿si alguien de los que tienen poder intentan poner un poco  de arreglo a todo esto y, entonces, entre sueños, intuimos que puede haber un mundo mejor…?

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