viernes, 7 de octubre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Madre tierra

La madre tierra, a veces, puede ser cualquier cosa, menos madre; lo dice el maestro Alcántara. Tiene comportamientos que si son de madre es porque no es una madre buena. Vamos, que ni tiene rosario para pedir la devolución ‘devuélveme el rosario de mi madre’, ni nada que se le  parezca.

Ustedes deben estar hartos del dichoso huracán. Sí, el Matthew. Ese que se ha cargado – como si para eso hubiese que ser muy valiente – Haití, media Cuba y ahora la ha tomado con la Florida. No se queda ahí la cosa.  Dicen que la va a emprender, también,  contra Carolina del Sur y ya le ha dado un par de dentelladas a Colombia.

¿De quién es la culpa de tanto desastre? Seguro que habrá quien dice que es del pérfido Rajoy – éste no hay bicho que se escape y que él no mate –;  del enrocado Pedro Sánchez, al que no le perdonan ni las virtudes; de Sergio Ramos que se lleva los penaltis a su casa como quien va a buscar espárragos, o sea, a manojos y bajo el brazo; de los críticos o de los acríticos… Al igual  hay quien se escapa y habla del cambio climático. ¡Qué más da!

En Haití que, además, de ser pobres, son más desgraciados – como si hubiese algún pobre que no lo fuese – que en otros sitios, se cuentan los muertos por números que duelen mucho. Las imágenes del telediario, arrasadoras.

Estamos acostumbrados a los desastres. Hace poco era Amatrice en el centro de Italia; en el Lacio, para más señas. Allí fue un terremoto. Cada día llegan imágenes de gente huyendo del horror – algunos se hacen residentes del cementerio azul más grande del planeta – a las costas de Europa.


¿Dónde dejamos las imágenes de los niños y muerte en tantos conflictos? No sé hasta dónde llega la mano de la ‘madre’ que va a su antojo. Ahora cuadra. Los vientos alcanzan más de los doscientos kilómetros por hora. ¿El padre, de lo ‘otro¡? Se llama egoísmo en el corazón de algunos hombres. Ustedes perdonen el día; la actualidad manda.
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