martes, 11 de octubre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Escuela

La escuela estaba en un lugar inapropiado; inmundo. Olía a humedad y a lugares en los que nunca había entrado el sol. La escuela era un caserón que antes, cuando la pobreza era todavía mayor, lo habían usado para hospital de pobres dependiendo de la caridad municipal y de la iglesia.

La escuela estaba situada a los pies del campanario. Los niños escuchábamos las campanas que doblaban a entierro o que daban los toques para anunciar a las beatas que era la hora de tercia, del ángelus o que había ocurrido la desgracia de la visita no deseada y, tocaban a ‘agoni’ con número diferentes de toques para hombres y mujeres.

Los niños usábamos un váter tan insalubre como todo el edificio; estaba al final del patio; en un rincón con una puerta que solo se encajaba. No tenía pestillo interior y siempre se quedaba medio abierta.

A media mañana salíamos al recreo. La escuela tenía un patio pequeño e insuficiente. Entonces usábamos la plaza pública y allí se jugaba a lo que daba el tiempo: “los toreros”, “el trompo”, “el pincho”, “la bolas”, “al laya”, “a certinalalerta”, a correr en un pilla, pilla que tenía fin cuando el maestro, con unas palmadas, anunciaba que se ponía fin a la libertad.

Carecíamos de casi todo; menos de ser niños. El periódico ha dado una noticia tremenda. Los buitres televisivos han ahondado en ella. No por la noticia en sí, que es mala, muy mala; no. Han ahondado por el morbo que encierra.

En un colegio de Palma de Mallorca otros niños han dado una paliza a una compañera de ocho años. Los mozos valientes, según dice la nota de prensa, pueden llegar hasta los catorce.


Al parecer todo vino porque la chiquilla les había quitado una pelota… ¡El delito, enorme! Ahora todo da vueltas. Implican a la dirección, a la vigilancia del recreo, al profesorado… No he escuchado ni una sola reflexión preguntando del “porqué” se llega a esta situación. Y, digo yo, sin intención, ¿Y si nos paramos, los mayores, a pensar un poco? Solo un poco…

Resultado de imagen de niñas escolares camino del colegio

1 comentario:

  1. Pues, sí, querido Pepe: la educación, en la casa. En la escuela, el aprendizaje y, también, la disciplina. Pero tengamos claro algo: el niño es, sobre todo, un producto de su casa y de su familia.

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