viernes, 7 de agosto de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Entre el puente y el río

Ars – Arssur Formans – es un pequeño pueblecito entre el Ródano y los Alpes. Ars está a poco más de treinta kilómetros de una de las grandes ciudades francesas: Lyon. Ars, en el siglo XIX no llegaba a los trescientos habitantes…
Juan María Bautista Vianney era hijo de campesinos pobres. Poco agraciado físicamente.Torpe. Tremendamente torpe. No retenía nada de lo que estudiaba. Lo expulsaron del seminario porque que ‘no servía’… Como posible remedio,  y por intermediación de un cura amigo que lo avala, lo envían a Ars…
Hasta aquí una historia común. Ese hombre de conocimientos limitádisimos se salió de la tabla. Dormía en el suelo, a penas comía, dedicaba muchas horas a la oración y al confesonario y tenía una capacidad poco común para ‘leer’ en las conciencias de la gentes.
Su fama de santidad comenzó a circular por la comarca de Ars; luego, por Francia. Después saltó las fronteras. A él acudía gente de todas las clases sociales y condiciones. Gente con poder y gente humilde del pueblo.
Muy devoto de Santa Filomena, santa que, posteriormente, se probó que no había existido con ese nombre y sí una mujer, mártir, en Roma con la que la confunden. Tuvo, al parecer, luchas con el diablo… La iglesia celebra su festividad el 4 de agosto.
Se cuentan infinidad de anécdotas. Una viuda, atribulada, acude a recibir consuelo: su marido se había suicidado arrojándose al río. No puede llegar hasta donde está y señalándola en medio de la multitud le dice:
-          “Entre el puente y el río hay mucho trecho”.
Muchos han escrito sobre él. Bruce Marhsall  - el de ‘Cirios amarillos por Paris’– recoge la respuesta a un cura que se queja de la tibieza de su feligresía: «¿Ha predicado usted? ¿Ha rezado usted? ¿Ha ayunado usted? ¿Se ha disciplinado? ¿Ha dormido usted sobre una tabla? Mientras no haya hecho usted todo esto, no tiene derecho a quejarse».

Es, al margen de su elevación a los altares, y que  lo hiciese el patrón, o sea el espejo donde deben mirarse, los párrocos, un personaje excepcional por su humildad, su espiritualidad y su capacidad de discernimiento. Su cuerpo incorrupto se visita en Ars. Francia, laica y libre, una vez, más da una lección para los que quieran aprender…

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