domingo, 29 de marzo de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Caminito del Rey

Se abre en canal la piedra y por sus adentros corre el río. Del Gaitanejo a El Chorro y en la mediación las Gambutas. Abajo, agua; arriba, el cielo. Entre medio el vuelo de pájaros: águilas, buitres, vencejos.

Dicen los que saben que fueron las rocas que emergieron; otros, que no, que fue el río como un cuchillo con filo de acero quien hendió en dos y buscó camino y lo encontró y luego se prodigó en vegas… y llegó al mar.

Da lo mismo. Los geólogos dicen lo que ellos saben. Uno va, mira, se extasía y contempla. La sensibilidad aflora desde los más adentro. Solo queda exclamar: ¡Dios mío cuánta belleza!

En el centro de la Provincia de Málaga. Tiene casi a tiro de piedra – precisamente no son piedras lo que faltan – El Torcal. Por dónde viene el sol cada mañana, o sea por el Oriente; por dónde se va, la Serranía de Ronda.

Nace el Guadalhorce, Alazores, arriba entre aulas y olivos tiernos. Málaga y Granada se estrechan la mano de amistad en sus lindes provinciales. Acude a la llamda del Guadalquivir. A medio camino porque la naturaleza es así, vira en medio de la Vega de Antequera y busca otro mar. Se viene  para el Mediterráneo.

La gran muralla de caliza de la Sierra de la Huma le cierra el paso. “Por aquí no pasa nadie / ni tu padre ni tu padre…” y no, porque pasa. Digo si pasa. Abre uno de los parajes más bellos, más asombroso que se pueden encontrar aunque se anden muchos caminos. Forma el Desfiladero de los Gaitanes.

El progreso cuando el siglo XX decidió que por allí, por sus paredes escarpadas se haría un ‘camino colgado’ en la piedra. Serviría de vía de servicio entre la presas del Gaitanejo y El Chorro.

Por él entró el Rey Alfonso XIII – de ahí su nombre – cuando, en 1921 a inauguró el embalse del Conde de Guadalhorce. Por él transitaron durante muchos años los hombres que acudían a sus puestos de trabajo en las centrales hidroeléctricas de El Chorro y el Gaitanejo…


Después vino el turismo, y el abandono; luego, otra vez, -restaurado – como fuente de turismo, trabajo, otros trabajos para otros hombres; impulso para la economía de toda la zona…

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