sábado, 4 de octubre de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Estamos todos?

                                          

El viejo coche de Rivero prestaba servicio entre el pueblo y la estación. Subía o bajaba los viajeros al ‘mixto’ que venía de Ronda y Antequera por la mañana; al correo del medio día, al correo de media tarde que había salido de Madrid el…día anterior; al otro, ‘mixto’ – porque había dos ‘mixtos’ uno por la mañana y, otro, por la tarde – que venía de Málaga; al tren de las once….

El viejo coche de Rivero era destartalo y anclado en el tiempo. Su conductor, Pepe Rivero, era empresa y operario, una institución que, según se decía entre los niños, podría hacer el trayecto con los ojos vendados y nunca ocurriría nada.

Tenía como ayudante a Lope. Lope era gordo y rechoncho. Se colgaba en bandolera, una  cartera de piel donde guardaba los billetes de los viajeros y la monedas, pocas, tan pocas, que de no ser por el Servicio de Correos, aquello era antieconómico.

Lope tenía mal genio. Malhumorado, aguantaba las bromas. Lope no era mala gente. ‘Despachaba’ los billetes a pie de estribo y casi nunca tenía la cortesía de ayudar a quienes, con dificultad, subían o bajaban del vehículo.

En el coche de Rivero no se le cobraba al juez, al alcalde ni el notario;  ni al cura párroco, a los coadjutores - que entonces había unos cuantos -, ni la gente de hábitos. No pagaban los civiles, ni las mujeres, ni los niños de los civiles, ni según qué personal del Ayuntamiento, ni la gente del Registro… No pagaba ni Dios.

Entonces, cuando Lope comprobada el pasaje, y el ‘negocio’, a voz en grito,  desde la puerta delantera preguntaba:

-          ¿Estamos tós…?

Y,  Pepe ponía en marcha el motor. Accionaba la palanca de cambio y un tirón seco casi hacía  perder el equilibrio a los viajeros que iban de pie. Enfilaba, entonces, la subida de Trabanca.

Después de las tarjetas opacas de Caja Madrid, los ERES, los curso ‘embolsados’; los Pujoles; Bárcenas; el de los tres trajes y el  que tenía las cuentas en los paraísos fiscales sin él saberlo; el de… (ni uno solo de éstos paga, seguro), hay que hacer una pregunta: ¿estamos todos?

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