sábado, 5 de julio de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Aire viciado


                                              



 ‘El bueno, el feo y el malo’ fue una película de Sergio Leone, producto de la factoría de Almería.  Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach -  murió hace unos días -  en los papeles de duros del cine. Al parecer, aquel oeste, no está más tan lejano.

Dice el periódico que hoy, en Estepa, se han vivido cosas muy feas. La gente harta ha decidido que la Justicia la administran ellos. Manifestación – no autorizada – y luego,  han ido a las casas de los ‘presuntos’ y le han pegado fuego. No había nadie dentro. Menos mal.

Hace unos años fue en un pueblo de Jaén. La semana pasada  - aunque  por otro impresentable móvil – en el metro de Barcelona. No hace mucho en un barrio de Sevilla… ¿Mañana? ¡Sabe, Dios, donde será mañana! ¿Qué pasa?

Cuando  se venía de Málaga por la carretera de la margen izquierda del Guadalhorce y no estaba hecha la autovía, o sea, se andaba con menos prisa y los coches traían las ventanillas abiertas, en las noches de abril, al llegar a la curva de la Cuesta del Carmen, en Cártama entraba olor a azahar. A primavera, a vida…

Algo parecido ocurría en Estepa. Calor sofocante de verano. Cambiaban los olores. Se olía  a canela,  matalahúva, ajonjolí… Anunciaban mantecados. Trabajaban las fábricas. Preparaban los productos porque vendría el frío y, luego, la Navidad.

No sé a qué habrá olido esta mañana el aire de Estepa. Estepa compite con Écija y Antequera en torres de iglesias. Tiene una preciosa – la de la Victoria – la única que queda de la desparecida iglesia de los Mínimos. Araña cielos azules; se asoma al mar de olivos.


Intuyo que Estepa donde, al parecer, falta Justicia y sobran justicieros, esta mañana, olía a algo muy feo. Aire viciado por odio, desagradable. En esos temas no hay – por mucha razón que asista – ‘buenos’. Que se vayan, también, ‘feos y malos’. Música, Morricone. Hace falta otra música y torres que compitan, en belleza y altura, con la Giralda. Nunca con las columnas de humo.

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