viernes, 8 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Viento

                                                

Entró por el camino racheado y suelto, desbocado.  Arrastraba hojas sueltas. Sopló con fuerza. Dice, el hombre del tiempo, que viene del norte. O sea, frío y seco; azul el cielo (quizá lo único bueno que tiene). Cuando se baja por la chimenea hace sonidos extraños, raros, como de otro mundo.

Quieren que soplen vientos de renovación entre los socialistas reunidos en Granada. Me parece que están olvidando el refranero, que no se ha llevado el viento, pero que duerme olvidado en un cajón con telarañas. No quieren saber que “en nidos de antaño no hay pájaros de hogaño”. O, lo que es lo mismo: alguna idea nueva y menos odres viejos, si no se pide mucho…

No piden -¿a qué esperan?-  viento de limpieza entre los populares de Valencia. Y ¡mira que hace falta! Un juzgado ordena un embargo preventivo - 600.000 euros -  a la expresidenta de las Cortes valencianas. ¿Las minucias? Nada. Cuatro fruslerías: supuestos delitos de prevaricación, cohecho y malversación de caudales público en Fitur.

“Vientos del pueblo me traen / vientos de pueblo me llevan” cantó Miguel Hernández. El pueblo, quiere vientos nuevos. Algo que cambie la inercia viciada. El viento fuerte es molesto y, aturde. La brisa renueva y es agradable. Pero que no sea un sutil arrullo. No. Algo con más pinta de viento que se lleve tanto plástico y papeles viejos.


Hablaba  García Barbeito de un viento  que, como el de hoy, achancaba los trigos espigados de abril. Pero, aunque lo estemos mereciendo, ahora que se llena el cielo de arreboles y de hojas de oro algunos árboles, que no sea una ira de Dios - como decía su madre - Maestro. 

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