domingo, 17 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Serranía...

                                                         

A mediados de noviembre, la Serranía, ya está vestida de otoño. Entre Igualeja y Pujerra el sol gambetea por entre las ramas de los castaños con las sombras. Se filtra. Llega al suelo alfombrado de hojas secas… Las figuras parecen que juegan a un ‘pilla-pilla’ infantil donde siempre las atrapa el tiempo.

El Genal lleva el agua clara, limpia, como recién salida de las manos de Dios. “Mil gracias derramando / pasó…” Y saben. Marca su ruta. Deja estandartes de chopos empinados, esbeltos, - algunos ya medio deshojados - vestido de oro viejo. Los castaños –centenarios, algunos - trepan por la ladera arriba; se pierden por la cumbre del monte.

Todo es paz y quietud. El día toma corondilla y enfoca la tarde. Pasa un coche. Lleva  un remolque lleno de perros: cazadores; por un camino suben dos hombres. Por debajo de Cartajima se eleva una columna de humo blanco. El cielo está azul y muy alto…

Autocares, coches y turistas domingueros – la mayor plaga que puede caer sobre el campo- invaden las calles de los pueblos. El marketing deja al descubierto hasta donde llega la estulticia humana. ¿No me creen? Intenten cruzar Júzcar una tarde de domingo…

Pujerra tiene, aún, parterres con flores, rosas, geranios y claveles. “Es que todavía, me dice una mujer del pueblo, no ha llegado el invierno”. Se huele a chimenea, a calor de dentro, a hogar, a misterio.

Cuando aparezca la luna corniveleta y se apatarre sobre Sierra Bermeja, se habrán ido los pajarillos de los sotos del río, se alargarán, entrelazándose,  las sombras y el castañar se llenará de ensueño.


¿Qué importa, entonces - díganme - que Microsoft niegue su interés en cambiar el nombre al Bernabeu? ¿Qué el Consejo Nacional del PSC avale a Pere Navarro en su apuesta por una consulta pactada con el gobierno o que la cúpula del PP esté de boda en Sevilla? ¿Qué importa que…? Díganme.

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