miércoles, 13 de noviembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Isabel

                                                           

Pone TVE, los lunes, por la noche, la serie Isabel. Un magnifico - licencias aparte - compendio del Reinado de los denostados - por algunos - Reyes Católicos. Cuando se estudian los hechos fuera del espacio y el tiempo, pues pasa lo que pasa.

A lo que iba. La Guerra de Granada queda reflejada, dentro de las limitaciones que da una serie, con gran aproximación. Al menos muy acorde con lo que escribieron gentes que vivieron en aquel tiempo.
Abordan los hechos de la guerra abiertamente. En uno de los capítulos la Reina le dice a la Princesa. “Tu padre ha partido para Álora”. Más o menos. Primera exactitud histórica: el Rey tomó Álora; la Reina, no estuvo nunca.

¿Por qué es importante la conquista de la plaza? Varias razones la avalan: último reducto fortificado como defensa de Málaga (o sea, castillo que tiene la ‘llave’ de la toda la Hoya y, por consiguiente, de Málaga.
Otra: aquí, en la ‘moderna’ historia de la artillería se usa, por primera vez, la lombarda. Para hoy un cañón pequeño; para entonces un arma letal. No hay fortaleza, torre, muralla o espigón que se le resista. No da tiempo a reparar los daños y, además, dispara desde lejos. Deja ‘anticuados’ a los pasavolantes y ribadoquines y ¿ante eso? Lo hicieron maestros borgoñones. Los había hecho venir, ex profeso, el Rey.

La resistencia de sus vecinos tuvo mucho que desear. No quedaron bien parados. Traiciones entre ellos y, a su propio alcaide. Por cierto, su nombre Hamete el Cordi y no Alí ben Falcún el Baeci. Otro error.

El Baecí, prisionero en la batalla de Lopera, ofreció mil doblas de oro por su rescate. No lo escuchan. Fue canjeado por Juan de Robles, alcaide de Jerez y, posteriormente, vendido como esclavo a Luis Méndez de Figueredo, alcaide de Morón y, éste, a doña María de Acuña… En 1484 se le pierde el rastro.


(Continuará)

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