sábado, 5 de octubre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cirios amarillos por París

Tendría yo – perdón por hablar de mí -, no más de dieciocho años y no había llegado a los veinte. Lorenzo Orellana, que me llevo de su mano al mundo de la literatura, me proporcionó: “Cirios amarillos por Paris”. Autor Bruce Marsahall.

No sabía  entonces quien era Bruce Masrsall. Luego, pasado el tiempo, supe que había nacido en Escocia donde la bruma es arte, donde la niebla forma parte esencial del ser humano - que nace en aquellas tierras - y donde ese aire que sopla por las noches lleva esencia de misterio en sus silbos.

Supe que con dieciocho años – más o menos la edad con que yo empecé a leerlo- se convirtió al catolicismo y que, además, fue practicante hasta su muerte, que le marcó la guerra y que hizo carrera, a pesar de sus limitaciones físicas en el ejército. No es este el tema.

Hace unos días me enfrasqué con Chesterton. Llamé a mi ‘hermano’ Antonio y se lo dije. Me comentó ¿pero si lo leímos cuando teníamos veinte años? ¿Has vuelto a él? Le dije que sí. Que estoy perdido, que quiero asirme a algo… Le dije más cosas...

Bruce Marsall, cuando yo tenía la ilusión de que le mundo tenía arreglo, me hizo ilusionarme con el mundo obrero de los suburbios de París. Era un mundo de sueños donde todo - revolución, incluida -  podía tener otra salida (como piensa el Papa Francisco y otórgueme disculpas por el atrevimiento).
Bruce Marsall - “Cirios  amarillos por París”- contaba cosas que cuando uno está en la edad de los sueños… Pues ya se sabe. Escribió, entonces, algo terrible: “esta tontona no sabe que tiene la vida de un hombre en sus manos”.

El amor jugaba, como lo juega hoy, el papel de quien manda en la vida de las personas. ¿Dónde llegaron aquellos mensajes? Muchos años después, alguien - el que escribe esto  por ejemplo -  recuerda, después de un día de reencuentro con amigos, a los que hacía años  que no veía – que hay una tontona que tiene toda la vida de un hombre en sus manos. Y que esto tiene poco arreglo. ¡Ah!  Bruce Marsall murió hace muchos años.

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