jueves, 22 de agosto de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Álora

                                               ÁLORA


Porque es poesía hecha pueblo.

Porque es pincelada en ladera que baja del monte al río.

Porque es espuma de cal blanca se ofrece a la vega, y liba y perfuma, y es esencia y aroma y, desde la lejanía, saca el pañuelo al viajero y el invita y le reclama y lo llama….

Álora parece asomarse, como de puntillas, cada mañana, a la vega feraz por la que corre el río - el Guadalhorce - y desde la parte más alta a donde que ni casi llegan las brisas que suben de la mar, se ofrece generosa, pletórica y llena.

Como el amor brujo que canta Antoñita Contreras y rompe en el pellizco por dentro; como el poderío de una malagueña en la voz de Benito Moreno, como esa luz enigmática, sigilente, única con que Pedro Macías caza a la noche que va y viene por la calle Negrillos…

De rosa y nardo la vio Antonio Vergara; de cal y embrujo la ve el viajero que se siente parte de ella, de su cielo azul lleno de palomas que bajan a beber a la fuente; la del Piyaya y el Berbia, y el Cojo de Adelina, y la del maestro zapatero que, en la Callejuela, nos hacía las botas con suela de camión y piel de becerro, y no las rompía ni Dios, y la de la Virgen de Flores - la que nos trajeron de Encinasola - y la del Señor de las Torres…

Y la de tantos que, como en los versos, de Juan Ramón, se fueron yendo y, el pueblo, se hizo nuevo cada año y, de ellos, se quedó el recuerdo. Ve el viajero, cómo sobresale el campanario. Ya no tocan las campanas, como tocaban antes, ni a gloria, ni a angelus, ni a fuego, ni a muerto.

Álora de azahar en abril y flores de almendros en lo más duro del invierno; de ruiseñores en la alameda del río y de alondras en los trigos; de jazmines que hacen biznagas;  de poca agua en las fuentes y mucha gracia en la calle. ‘Pepe, le preguntaron un día a Pepe Rosas, ¿tu hermano qué estudia? Derecho. Y, tú ¿torcío?’


El viajero sabe que Álora ve cómo pasa,  el tren de largo y que, a veces, finge que quiere vivir de espaldas al progreso; el viajero sabe cómo la savia nueva busca y busca y no encuentra y, aburrida, pone vela a otros mares; pero, aquí, como el niño es suyo, pues eso… 

3 comentarios:

  1. Gracias amigo Pepe, precioso como todo lo que escribes.

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  2. Es precioso tu escrito de hoy. Álora es eso y más.
    Para mi es mucho, muchísimo y la quiero.
    Precioso tu requiebro en este escrito. Gracias por deleitarnos a todos con ello.

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  3. Halago que sale del alma,
    cuando se siente y se goza,
    del deleite que da la calma
    al pensar tan bellas cosas.

    Por Álora y por mis modales
    tengo que darte las gracias
    José Morales.


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